A/RES/65/277
3.
Reafirmamos la Declaración de compromiso en la lucha contra el VIH/SIDA
de 2001 y la Declaración política sobre el VIH/SIDA de 2006, así como la urgente
necesidad de aumentar significativamente nuestro esfuerzo para alcanzar el objetivo
del acceso universal a programas amplios de prevención y al tratamiento, la
atención y el apoyo;
4.
Reconocemos que, si bien el VIH y el SIDA afectan a todas las regiones del
mundo, la epidemia de cada país es distinta en lo que se refiere a elementos
impulsores, aspectos vulnerables, factores agravantes y grupos de población
afectados, y, por lo tanto, las respuestas tanto de la comunidad internacional como
de los propios países deben estar adaptadas a cada situación particular, teniendo en
cuenta el contexto epidemiológico y social del país de que se trate;
5.
Reconocemos la significación de esta reunión de alto nivel, que se celebra tres
decenios después de la primera noticia sobre el SIDA, diez años después de que se
aprobara la Declaración de compromiso en la lucha contra el VIH/SIDA y sus
objetivos y metas con plazos concretos y susceptibles de medición, y cinco años
después de que se aprobara la Declaración política sobre el VIH/SIDA y su
compromiso de aumentar con urgencia la labor encaminada a cumplir para 2010 el
objetivo del acceso universal a programas amplios de prevención y al tratamiento, la
atención y el apoyo;
6.
Reafirmamos nuestro compromiso con el cumplimiento de todos los Objetivos
de Desarrollo del Milenio, en particular el sexto Objetivo, y reconocemos la
importancia de que se aumente con rapidez el esfuerzo para integrar la prevención,
el tratamiento, la atención y el apoyo relativos al VIH y el SIDA con la labor
encaminada a cumplir esos Objetivos, y, a este respecto, acogemos con beneplácito
el documento final de la Reunión Plenaria de Alto Nivel de la Asamblea General
sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio, celebrada en 2010 con el título
“Cumplir la promesa: unidos para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio” 3;
7.
Reconocemos que el VIH y el SIDA constituyen una emergencia mundial,
plantean uno de los retos más formidables para el desarrollo, el progreso y la
estabilidad de cada una de nuestras sociedades y del mundo en su conjunto y
requieren una respuesta mundial, amplia y excepcional que tenga en cuenta que la
propagación del VIH suele ser consecuencia y causa de la pobreza;
8.
Observamos con profunda preocupación que, pese al sustancial progreso que
se ha ido realizando a lo largo de los tres decenios transcurridos desde que se tuvo
noticia por primera vez del SIDA, la epidemia del VIH sigue siendo una catástrofe
humana sin precedentes que inflige un sufrimiento inmenso a los países, las
comunidades y las familias de todo el mundo, que más de 30 millones de personas
han muerto de SIDA y se estima que otros 33 millones de personas viven con el
VIH, que más de 16 millones de niños han quedado huérfanos a causa del SIDA,
que cada día se producen más de 7.000 infecciones nuevas por VIH, la mayor parte
en personas de países de ingresos bajos y medianos, y que se cree que menos de la
mitad de las personas que viven con el VIH son conscientes de su infección;
9.
Reiteramos con profunda preocupación que África, en particular el África
Subsahariana, sigue siendo la región más afectada y se necesitan medidas urgentes y
excepcionales a todos los niveles para frenar los devastadores efectos de esta
epidemia, y reconocemos el compromiso renovado de los gobiernos y las
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Véase la resolución 65/1.