A/RES/58/186
Reconociendo que los problemas del hambre y la inseguridad alimentaria tienen
una dimensión mundial y que es probable que persistan e incluso se agraven
dramáticamente en algunas regiones si no se lleva a cabo con urgencia una acción
decidida y concertada, dado el incremento de la población mundial previsto y la
presión a que están sometidos los recursos naturales,
Reafirmando que un entorno político, social y económico pacífico, estable y
propicio, tanto en el plano nacional como internacional, constituye la base
fundamental que permitirá a los Estados asignar la debida prioridad a la seguridad
alimentaria y a la erradicación de la pobreza,
Reiterando, como se hizo en la Declaración de Roma y en la Declaración de la
Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después, que los alimentos no
deben utilizarse como instrumento de presión política o económica, y reafirmando a
este respecto la importancia de la cooperación y la solidaridad internacionales, así
como la necesidad de abstenerse de aplicar medidas unilaterales que no estén en
consonancia con el derecho internacional y con la Carta de las Naciones Unidas y
que pongan en peligro la seguridad alimentaria,
Convencida de que cada Estado debe adoptar una estrategia acorde con sus
recursos y capacidad para lograr sus objetivos individuales al aplicar las
recomendaciones contenidas en la Declaración de Roma y el Plan de Acción de la
Cumbre Mundial sobre la Alimentación y, al mismo tiempo, cooperar a nivel
regional e internacional para estructurar soluciones colectivas a los problemas
mundiales de seguridad alimentaria en un mundo en que las instituciones, las
sociedades y las economías cada vez están más relacionadas entre sí y donde es
esencial coordinar la labor y compartir las obligaciones,
Destacando la importancia de invertir la tendencia a la disminución de la
asistencia oficial para el desarrollo dedicada a la agricultura, en términos reales y
como parte del total de la asistencia oficial para el desarrollo,
Reafirma que el hambre constituye una ignominia y vulnera la dignidad
1.
humana y, en consecuencia, requiere la adopción de medidas urgentes a nivel
nacional, regional e internacional para eliminarla;
2.
Reafirma también el derecho de todos a tener acceso a alimentos sanos y
nutritivos, en consonancia con el derecho a una alimentación adecuada y con el
derecho fundamental de toda persona a no padecer hambre, a fin de poder desarrollar
y mantener plenamente su capacidad física y mental;
Considera intolerable que haya alrededor de 840 millones de personas
3.
desnutridas en el mundo, que cada siete segundos muera un niño de menos de diez
años como resultado directo o indirecto del hambre en algún lugar del mundo y que
más de 2.000 millones de personas de distintas regiones del mundo padezcan “hambre
oculta”, es decir una carencia de micronutrientes;
Observa
con
preocupación
que
las
mujeres
se
ven
4.
desproporcionadamente afectadas por el hambre, la inseguridad alimentaria y la
pobreza, en parte debido a las desigualdades entre los sexos, que en muchos países
las niñas tienen el doble de posibilidades que los niños de morir de desnutrición y
de enfermedades infantiles prevenibles, y que se calcula que casi el doble de
mujeres que hombres sufren desnutrición;
Alienta a todos los Estados a que tomen medidas para lograr
5.
gradualmente la plena realización del derecho a la alimentación, entre otras,
medidas encaminadas a promover las condiciones necesarias para que nadie
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